miércoles, agosto 27, 2008

ETERNAM - Religión (IV)

GRANDES ESPÍRITUS

FAÍRETESS

Faíretess es el Gran Espíritu del Fuego, el más poderoso de todos, en su soberbia quiso convertirse en diosa, desafiando a la propia Fhala, para ello, deseo destruir lo creado por la Madre, purificarlo y crear un nuevo orden, su orden.

Fhala, tras la creación decidió refugiarse en si misma, descansar, dejando el cuidado del mundo a sus dos hijos, Deltor y Ranu, pero ante la amenaza de Fairetess, el modo en que protegerian el mundo hizo crecer diferencias entre ellos.

Por una parte Deltor deseó que las razas menores protegiesen su hogar, la tierra; por otra Ranu, dudando de la capacidad de los hijos menores para defenderse frente al Gran Espíritu decidió entablar batalla.

Ranu marchó sobre el mundo con sus ejércitos de dragones, elfos, enanos, gnomos y genasíes, a la búsqueda de Faíretess, cuando por fin se encontraron, la batalla empezó, convirtiéndose en la más épica que Las Tierras Eternas han conocido. En mitad de la pelea, en la parte más sangrienta de esta, El Dios y el Espíritu se encontraron, el mundo se paralizó cuando se cruzaron sus miradas y Faíretess se hechó a reir, una carcajada que volvía locos a los hombres, separaba el alma del cuerpo, hacía perder toda esperanza.

Y al oirla Ranu se dió cuenta de lo que había hecho, echó la vista atras y vió la desolación de la batalla, los cuerpos inertes de los elfos, humanos, bestias, todos aquellos a los que había conseguido corromper Faíretess, entendió entonces que sin darse cuenta, habia cometido un enorme error, un pecado del que jamás sería perdonado, había asesinado y destruido parte de la creación de Fhala, su madre; había matado a Hijos Menores, sus hermanos. Levantó la vista al cielo y un eclipse ocultó las dos lunas, los ojos de Fhala.

Ranu nunca volvería a ver la belleza de su madre, Deltor furioso, renegó de su hermano y éste se ocultó en las cavernas del Inframundo, maldito como estaba tras la destrucción que había creado, junto a él marcharon sus dragones y genasíes, también los elfos, enanos y gnomos, ahora con piel oscura para recordarles por siempre los asesinatos cometidos contra sus propios hermanos, porque nunca antes un Hijo Menor había levantado la espada contra otro.

Fhala lloró, lloró durante muchos años y Faíretess parecía tener el camino despejado para convertirse en ama y señora del Mundo.

Pero Deltor, temiendo el Fin de los Tiempos, forjo unas cadenas con las lágrimas de su madre, y se las entregó.

Y este fué el fin de Faíretes, por que Fhala la encadenó en lo más profundo del corazón de la Tierra.
Pero tubo miedo, temió por lo que sus hijos pudiesen hacer si conocían la persuasión de Faíretess, su seducción, y entregó a las razas menores la Llave de la Custodia, el dominio y guarda del Fuego.

Ahora, esa llave está olvidada y esto no parecen más que mitos y cuentos antiguos, pero la Custodia es real, al igual que el peligro que representa Faíretes en la misma esencia salvaje del fuego, incluso después de haber sido enclausurada.

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